jueves, febrero 14, 2008

NUBARRONES EN EL HORIZONTE—Cap- 16

El día Viernes, después de clases se le presenta la oportunidad a Cristian de hablar con Licha, la “Rambo con pechugas” como le dice Tito. Mientras conversa con el Antuco en el almacén de doña Luisa. La muchacha entra al negocio a comprar cigarrillos. Al verlo, le mira con una extraña sonrisa, mezcla de sorpresa, suficiencia y coquetería. Ella va cuidadosamente maquillada, lleva blujeans, y una blusa de seda semitransparente. Un pañuelo amarra su hermoso cabello; lo que le da un aspecto muy femenino que realza su agraciado rostro. Después de pedir sus cigarrillos y al notar que Cristian se dirige hacia la puerta del negocio, se dirige al joven con tono coqueto...
—¿Y dónde te escondes tú que no se te puede encontrar, “loquillo”?
El “Antuco” se queda boquiabierto al observar a la hermosa muchacha dirigirse a Cristian con tanta familiaridad.
—¿Le habla a usted, socio?
—Sí, me habla a mi. Después seguimos conversando, Antuco.
El niño se despide de Cristian, y se retira dando reiteradas y pícaras miradas al joven. La muchacha se dirige, junto con el joven, hacia uno de los antejardines de una casa, cerca del almacén, y bajo uno de los postes de alumbrado público.
—¿Quieres fumar?
—No. Recuerda que te dije que no fumaba.
La muchacha enciende un cigarrillo, con mucha calma, como tratando de observar cada reacción del joven.
—Me había olvidado. El otro día te vine a buscar a tu casa y el “loco Tito” me dijo que no estabas... –dice la muchacha, mirando fijamente a Cristian, arrimándose a la reja de madera del antejardín.
—Es que había ido a estudiar a la casa de un compañero de curso. Pero llegue luego. El Tito me contó que habías venido –responde el joven, tratando de disimular el nerviosismo que le causa la muchacha.
—Yo creía que te habías negado... Bueno no te culpo... después de la manera como me comporté contigo la última vez que conversamos... ¿todavía estás molesto conmigo? –dice la joven, acercándose a Cristian dejando sentir su perfume, lo que pone más intranquilo al joven.
— No, no estoy molesto... pero sí estoy preocupado...
—¿Por ti? ¿Crees que te voy a hacer algo? –interrumpe la joven, con cierta preocupación en su rostro–. Yo te prometo que jamás te haré nada, quédate tranquilo.
— No, si no es por mí. Yo no te tengo miedo –dice el joven tratando de que su voz suene lo más serena posible.
— ¿Ah no?. ¿Crees que podrías vencerme? –interrumpe la joven con aire de suficiencia.
— Por supuesto que no. Yo me he enterado de lo que le haz hecho a algunos que se te han enfrentado. Pero aunque pudieras golpearme o herirme... ¿Qué demostraría eso? ¿No rebajaría tu femineidad?
— ¿Y quién te dijo que yo soy femenina? ¿Sabís’que no estoy ni ahí con ser femenina?
— Es una pena. Porque eres muy bonita, y cuando te pones vestido te ves muy... muy...
— ¿Muy qué...? –la muchacha no puede disimular el interés que despiertan en ella las palabras de Cristian.
— Femenina....
— ¿Y eso te gusta?
— ¿A mí?
— A ti, pu’ ganso. Con quién más estoy hablando....
— Bueno, sí. Me agrada.
El joven no puede evitar ruborizarse, cosa que la muchacha nota enseguida.
— Pero andai’ pololeando con otra ¿verdad?. Y me dijiste que no te gustaba pololear... Eres un mentiroso, igual que todos los hombres.
— Eso no es cierto... No sé quién te lo haya dicho. Pero no es cierto. Y no soy ningún mentiroso... Además...
— ¿Y la tal Nuri esa?. La flacuchenta de tu curso... ¿me lo vas a negar?
— ¿Nuri? Somos muy buenos amigos, y no lo niego. Pero no tengo nada con ella ni con nadie. –El joven responde con seguridad y aplomo, lo que hace titubear a la muchacha.
— ¿Y cómo a mí me dijeron que pololeaba contigo... y que ...?
— ¿Quién te lo dijo?... Eso es mentira...
— ¿Y si te dijera que fue ella misma la que me lo dijo?
— ¿Nuri? No lo creería. Ella no sería capaz de inventar una cosa así.
— Pa’ que veas. Porque sí lo dijo...
— ¿Cuándo te lo dijo?...¿ cuando la fuiste a golpear con el Claudio...?
Las palabras de Cristian resuenan como reproche a los oídos de la muchacha quién baja la cabeza, sin responder.
—¿Ella te lo dijo?....
— Mira Licha, tu me caes muy bien –responde el joven sin contestar su pregunta–. Pero no creo que tengas derecho a andar golpeando a todas mis amigas por el simple hecho de que se juntan conmigo. Además yo y tú no pololeamos ni tenemos ninguna clase de compromiso. Y si quieres que algún día ... haya algo... te digo, vas por muy mal camino. Tú vives en un mundo distorsionado, amiga. Las parejas felices no se forman por andar amenazándose ni golpeándose unos a otros para defender su confianza. La lealtad nace del corazón, cuando realmente se ama a una persona, y cuando esa persona confía plenamente en la otra, y cuando se hablan la verdad una a la otra. Yo no estoy seguro de mis sentimientos ahora. Por nadie. Y si alguna vez me enamoro, será cuando tenga la edad suficiente para confiar en mis sentimientos y cuando esté seguro de que no se trata de un entusiasmo pasajero. Y espero enamorarme de alguien que verdaderamente me ame por lo que soy, y que confíe plenamente en mí.
La muchacha se le queda mirando completamente confundida. Nunca nadie antes le había hablado así,( sin ir a parar al hospital). Por ello sus manos empuñadas contrastan con sus ojos vidriosos. Solo atina a balbucear algo inteligible entre dientes. Cristian, sin quitarle los ojos de encima, atento a cualquier ademán de agresividad, continúa....
— Y si ahora quieres golpearme por decirte la verdad... hazlo. Yo no voy a mover un solo dedo contra ti, por que eres una dama, y a las mujeres hay que respetarlas... bueno, simplemente porque son mujeres... Finalmente te agradecería que no molestaras más a Nuri. Ella es una buena amiga, que sufre mucho por su familia y no merece que la traten así.... ¿Lo harías?...
— Te lo prometo...–
La voz de la muchacha apenas se entiende por la emoción que le han causado las palabras del joven. Cristian apenas puede creer que aún conserve sus ojos sanos sin algún golpe de la muchacha. Ella, por un instante se le queda mirando con sus ojos húmedos, para luego besarlo sorpresivamente en la mejilla y salir corriendo en dirección a la parte alta del barrio. Cristian no puede dejar de sentir una desazón en sus emociones. Algo le dice sin embargo que Nuri ya no tendrá de qué preocuparse...
Al tomar el camino de regreso a su pieza, divisa a Tito, conversando con el Johny diez pesos, en la esquina siguiente, quienes no se percatan de la presencia del joven. Cristian trata de pasar desapercibido, para no ser visto por el Johny, quién desde la experiencia de la fiesta le causa un temor creciente. Aprovechando la presencia de un frondoso árbol, y el crepúsculo de la tarde, Cristian trata de pasar rápidamente para no ser notado por los dos jóvenes. Sin embargo no puede evitar escuchar parte de la conversación.
“— Bueno, yo te estoy dateando no más pu’ loco. El Jote está engrifado con vos’. Vos sabrís qué vai’ a hacer. –dice el Johny, recibiendo un dinero de parte de Tito.
“— Putas’ pero vos sabís que yo nunca les he jugado chueco, pu’ Johny. ¿Acaso alguna vez me he chantado con blanca? ¿ No les he jugado derecho siempre? ¿Pa’ qué andan con custiones’ ahora, pu’ loco?
“— Oye, compadre, no me contís’ chivas a mí, loco. Anda a decírselo’ al Jote. La cuestión es que al Jote lo datearon que vo’ le estai’ cobrando demás a los “angustiados” y te quedai con la cola pa vo’. No seai’ gil, loco. Acuérdate lo que le pasó al Rucaco por hacerse el avispao’. Ahora se lo chupetean los gusanos en el patio de los callaos’ por gil.
“— Pero al Rucaco se lo echaron los Pescaos grandes que tratan con “los Malditos”, pu’ loco–. replica Tito.
“—¿Vos’ soy gil, o te parieron verde? ¡Si son los mismos con los que trata el Jote, loco! ¿Vos’ creí que iban a dejar que otro lote se metiera en su territorio?.¡Soy’ bien balsa, loco.! ¿Porqué creí que “los Malditos” no se metieron con nosotros?
“—¿Porqué?
“ —Porque saben que fueron los pescaos grandes pu’ gil. Y no pueden hacer nada. Tienen que morir piola no más. Esas son las reglas, pu’ loco. El que se hace el toni, se muere y el que reclama, le hace compañía en la cama de tierra. ¿Cuánto tiempo llevai’ con nosotros, loco, y todavía no aprendís na’?.
Crístian no puede dar crédito a lo que ha escuchado. ¡Tito metido en las drogas!. Y pensar que su amigo ya estaba organizando una fiesta para celebrar su cumpleaños de mañana. Con esto ni loco con aceptar. ¿Pero cómo podrá zafarse sin levantar sospechas? De pronto un nudo se aloja en su estómago, produciéndole un horrible dolor. Al llegar a su cuarto siente que se le revuelve el estómago. Casi corriendo logra llegar al cuartucho de baño y vaciar todo lo almorzado, hasta que ya no queda qué mas vomitar. Siente que todo le da vueltas. Se deja caer sobre su cama, sin poder contener el llanto. No sabe si por decepción, angustia, pena, miedo, o quizás todo eso junto. El caso es que siente como si fuera la única persona en el mundo. Un terrible sentimiento de soledad le invade. Recuerda a Andrés Ávila, su compañero de curso.”Este mundo es más terrible de lo que te imaginas”, le dijo una vez. “Pero hay motivos para ser optimista”, había agregado. ¿Qué habrá querido decir? El Lunes en clases se lo preguntará. Las imágenes de su abuelo, Nélida, Alfredo, Tito, Licha, Nuri, desfilan por su mente confundida y atormentada. El sueño lo vence sin percatarse. Se queda tirado sobre su cama, como un soldado rendido y derrotado.
La luz de la mañana que se cuela por la ventana lo despierta suavemente. Recuerda que es Sábado. Hoy cumple diecisiete años. Los recuerdos de antaño llenan su mente. Sus abuelos acostumbraban a celebrarle sus cumpleaños junto a todos sus amigos. De pronto recuerda el rostro sonriente de Beatriz, “su Bety”. Ella siempre le recordaba que ambos tenían la misma edad, y solo se llevaban por unos cuantos meses. Quizás era una manera de decirle que podrían tener algo.... Pero su timidez nunca le permitió averiguarlo. A pesar que los ojos almendrados de Bety le miraban esperanzados. Se le vienen a la mente los ojos almendrados de Nélida, la polola de su tío. Pero es el único parecido. Nélida es como misteriosa, como si algo tramara. Lo que más le molesta es que parece disfrutar cuando Cristian la sorprende besando apasionadamente a Alfredo. Parece que lo hiciera a propósito. La ha sorprendido mirándolo de reojo cuando besa a su tío. Mira el reloj despertador del “velador”. Las once treinta de la mañana. De pronto siente un hambre atroz. Claro, si la noche anterior vació todo el estómago. Siente todo el cuerpo adolorido, como si lo hubieran golpeado los de la patota de los “Malditos”, o los “Gatos pardos”. Con lo que oyó decir a Tito y al Johny, da lo mismo. Para colmo de males anoche volvió a “almidonar” las sábanas soñando con Nélida. Tendrá que lavarlas pronto antes que su tío las vea el Domingo en la noche cuando llegue cantando “Noelia”, la canción de Nino Bravo, “a toda jeta” como dice Tito, cuando se baña. Por primera vez una extraña sensación de inseguridad y temor le invade el alma. Pareciera que su vida cada vez se pone más peligrosa. Como nubarrones negros en el horizonte que presagian tormenta. ¿Qué pasará con Tito? ¿Podrá enfrentarlo y decirle que ya no quiere juntarse con él? ¿Qué no le interesa envolverse en las drogas?. ¿Cómo reaccionará el Claudio, cuando Licha le diga que no intervendrá en su amistad con Nuri? ¿ Deberá contarle a Alfredo los comentarios que ha escuchado acerca de Nélida, y lo que él mismo ha percibido? ¿Y si no le cree, y al final resulta para peor y se enoja con él?. Son demasiadas la inquietudes que le perturban. Decide evadirlas por el momento. Se ducha en el cuartucho, se cambia ropa, hace un poco de aseo en el cuarto, y se dirige a casa de Nélida a almorzar. Por alguna razón la muchacha no está. Doña María se comporta especialmente amable con él. “por que es tu cumpleaños”, le dice. El nudo que tiene en el estómago, apenas le permite comer algo del asado con puré que doña María le preparó.
—“Cris”, No has comido nada...¿Qué te pasa, hijo? ¿Estás inapetente?... –doña maría usa ese tono bonachón y maternal que incomoda a Cristian por lo caricaturesco que le suena.
—Disculpe, señora María, pero es que ando un poco enfermo del estómago...
—Ay, espero que no sea por algo que comiste aquí... Porque no viniste a desayunar ¿verdad?. Nila me dijo que no habías venido.¿sabes?
—No, en realidad no vine. Lo que pasa es que me quedé dormido. Debe ser que estoy nervioso por unas pruebas que tengo que dar y no he estudiado mucho (es lo primero que se le viene a la mente como excusa).
—Bueno, come lo que puedas. Lo demás te lo puedo guardar para las onces. Porque vendrás ¿verdad?. No olvides que hoy te tenemos unas onces especiales por encargo de tu tío Alfred. Nila anda haciendo unas compras por encargo de tu tío. Y él no me perdonaría que tú no estuvieras.¿sabes?
—Si, vendré no se preocupe...
—Si quieres te recuestas un rato en el cuarto de Nila a ver televisión, y te pegas una siesta . Yo te cierro la puerta para que descanses. ¿quieres?
—No, no. No se moleste –Cristian reacciona instintivamente. La idea de ser sorprendido durmiendo por Nélida en su cuarto le hace doler más el estómago–. Aprovecharé de hacer algo de limpieza en la pieza antes que llegue mi tío, y luego vengo como a las cinco ¿está bien?
—Entonces ven un poquito más tarde, “Cris”. porque tengo que salir al centro, y Nila no sé como a qué hora llegará. ¿sabes? ¿A las seis está bien? –dice la mujer con esa manera bonachona.
—Sí, está bien. Vendré como a esa hora. Gracias. ¿me puedo retirar?
—¿No te vas a servir el postre?
—No, está bien. Gracias. A la tarde me lo como ¿quiere?
—Está bien, regaloncillo, mañosito. Te esperamos no lo olvides –dice la mujer pellizcando la mejilla del joven, mientras retira los cubiertos de la mesa.
La “Negra” trata de juguetear con el bota pie de Cristian, pero el joven ya aprendió a esquivarla. Ser perro tiene sus ventajas, piensa Cristian, no tienen mayores problemas que comer, dormir y corretear perras en celo.
Al llegar a su cuarto se recuesta en su cama. Decididamente le contará a su tío lo que descubrió de Tito. Sí, eso hará. Es demasiado serio para guardarlo.



FIN DEL CAPÍTULO 16

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