lunes, julio 17, 2006

"CLASE DE LITERATURA" Capítulo 6

Contra la corriente –Novela...
Capítulo 6

CLASE DE LITERATURA


—"El escribir transforma al escritor en un pequeño dios. Puede construir mundos, y derribarlos. Puede hacer que la vida de un personaje transcurra llena de felicidad, o puede sumirlo en la angustia y la desesperación. Puede dar vida o puede quitarla..."
El " Tres R" ha estado disertando acerca de la vocación de escritor, a propósito del análisis de una obra Literaria. Mientras el profesor habla y se pasea, los alumnos escuchan con la cabeza baja, algunos jugueteando con el lápiz, otros francamente distraídos, mirando por la ventana. Cristian parece ser el único que toma notas, además de Nuri que escribe en un pedazo de papel, el cual pasa disimuladamente a su compañera de atrás, provocando sus risitas contenidas.

—“De algún modo –continua el "Tres R"– el escritor termina encariñándose u odiando a los personajes que crea. Se transforman en hijos, buenos o malos. Los puede relacionar entre sí, combinándolos como en un experimento de química, y siempre que se comunican o traslapan sus vidas, producen un efecto diverso, lógico o inesperado. Y muchas veces el carácter y personalidad de cada uno de ellos, son determinantes en cuanto al resultado de esa “reacción química” y al efecto que tendrán en la historia o mundo creado...”

Mientras se pasea al disertar, el profesor se detiene al lado de Mirtha, compañera de Nuri, que no alcanza a esconder el pedazo de papel. Se lo quita de la mano con hábil movimiento. Mientras lo sostiene en su mano a la altura de su rostro y, sin leerlo, da una mirada de condolencias a la joven mientras sonríe irónicamente. La avergonzada muchacha baja la vista, mientras el profesor guarda el pedazo de papel en el bolsillo de su camisa. Algunos compañeros que se dan cuenta de lo ocurrido, se burlan de la muchacha haciendo morisquetas. Sin dar más importancia al episodio, el " Tres R" continúa su disertación...

—Por ello cada uno de esos “hijos”, debe estar claramente definido en la mente de su creador, y éste debe ser capaz de pensar, sentir y reaccionar como cada uno de ellos. Para lograrlo debe “conocer” la historia de cada uno de sus personajes. No se puede hacer “existir” a un personaje que no tenga una historia de su propia identidad.
Por otro lado la poesía y la prosa, emanan generalmente de ti, eres tú mismo percibiendo tu entorno y las emociones que éste te produce para trasladarlas al papel. Tu sensibilidad particular y muy tuya, le confiere una huella digital, por decirlo así, que identifica tus escritos y tu manera de percibir y narrar tus emociones. La riqueza de nuestro idioma, hacen que el español sea muy pródigo en expresar sentimientos, ideas y emociones...

El maestro cierra el "cómic" que un alumno leía disimuladamente, dando un golpecito con el mismo, en la cabeza del avergonzado joven.

—Por eso, jóvenes –continúa el maestro–, debería ser una deuda con ustedes mismos, el enriquecer su vocabulario. Esfuércense en aprender nuevas palabras y su significado, úsenlas en su habla diaria y no copien el habla cada vez más contaminada y vulgarizada que, lamentablemente, hasta los adultos están usando hoy, como una moda.
—Señor, ¿le puedo preguntar algo? –interrumpe levantando la mano Benigno Morales, un joven delgado, con la corbata suelta y su camisa fuera del pantalón, a quien apodan "el Maligno", y que repite de curso por segunda vez.
—Por supuesto, señor Morales. ¿ Podrías ponerte de pié para que todos podamos escuchar tu pregunta?.
—No, profe, así no mas, sin drama..... ¿ Nos podría decir qué tiene usted en contra de que los jóvenes tengamos nuestra propia forma de hablar?, ¿ Le hacemos algún daño a alguien con eso?
La impertinente interrupción, en tono desafiante, del muchacho produce un murmullo por toda la sala y luego un espeso silencio...
—Además, –continúa el impertinente– siempre y en todas las épocas ha habido jóvenes y han tenido su propia forma de hablar ¿verdad?... y nunca ha habido drama, compadre... –el altanero muchacho da una mirada a sus compañeros mientras sonríe maliciosamente, como buscando la aprobación del curso.

El Profesor pausa por un largo momento, mientras se pasea con la vista en el piso. Con una mano en la barbilla y la otra a su espalda, sosteniendo un trozo de tiza, busca en su mente las palabras precisas que utilizar, frente a esta inesperada interrupción.

—Morales, Morales... –repite lentamente el profesor, en el tono de alguien que ha perdido la esperanza de un entendimiento conciliatorio–. Mira, hijo, no voy a negar lo obvio. Es cierto que siempre ha habido jóvenes. También es cierto que en todas las épocas los jóvenes han buscado identificarse con algún modo particular de expresarse. Sin embargo, y de alguna manera, siempre se había respetado el idioma en la sociedad tradicional, de cualquier lugar civilizado. El habla singular de los jóvenes no pasaba de ser una moda localista y de duración definida por la generación de esos jóvenes en particular. Y en casos excepcionales, algunas de esas nuevas palabras, de uso común, se fueron incorporando y enriqueciendo nuestros idiomas.
En cambio hoy, –continúa el profesor– vemos con mucho pesar, que la ofensiva contra nuestro o nuestros idiomas tradicionales, no solo está siendo liderada por jóvenes de pensamiento rebelde o progresista, como les gusta definirse a ellos; sino por personas adultas, incluso profesionales que a modo de profetas modernos, aparecen en los medios de comunicación, no solo aprobando esta “herejía gramática”, si no, y lo que es peor, incentivándola, con el exclusivo objetivo de granjearse las simpatías de los que aprueban esa actitud y que, lamentablemente a veces, me da la idea, son más de lo que nos gustaría que fueran.

El impertinente trata de argumentar algo, pero el maestro, ignorándolo, sigue con su discurso...

—Por otra parte, me gustaría preguntar a todos ustedes, qué opinan porque cada vez, y con más frecuencia, se esté usando habla soez en los periódicos, revistas, cine, televisión, incluso en la literatura contemporánea. ¿ Alguien desea opinar?...

Uno de los alumnos, el más joven de la clase, el que leía el "comic", y a quien sus compañeros bautizaron como “El guagua”, levanta su mano...

—Muy bien señor Robledo, dígame; aparte de admirar a "Superman", cuál es su opinión...
—¿ Qué es “ habla soez”, señor?. –( risotadas).
—¡Por ejemplo cuando alguien te dice...” Las de tu madre... “! –grita un chistoso desde el fondo de la sala, provocando las risotadas de los otros alumnos y el seguimiento de varios “ejemplos” grotescamente descriptivos.
—¡A ver jovencitos! –interviene el “tres R”, levantando la voz en tono molesto y autoritario para llamar a la tranquilidad–, nadie les ha dado permiso para que se comporten como en su casa. No se olviden que todo el curso ya tiene una anotación negativa la semana pasada. Si siguen así van a ser incluidos muy pronto en el Libro de Guines.
—¡Oye, “guagua”, pregunta ahora qué es el Libro de Guines, ganso! –grita otro chistoso –(nuevas risotadas).
—Bueno, caballeros. Basta de interrupciones...

La oportuna intervención del profesor, logra calmar a los festivos alumnos. Luego de esperar que se restaure totalmente la calma, el “tres R” se dirige al alumno que hizo la pregunta originalmente.

—Garabatos, palabrotas, obscenidades, vulgaridades, señor Robledo. Éso significa habla soez. Como puede ver, sus compañeros son expertos en la materia... Pero aún no han contestado a mi pregunta... ¿Qué opinan que cada vez con más frecuencia se esté empleando ese tipo de habla en la literatura contemporánea?.
Los alumnos se miran entre sí, sin que nadie se atreva a emitir una opinión.
—¿Y qué les pasó?, ¿Se les terminaron las ganas de exponer sus opiniones tan descriptivas que tenían hace un momento?.
Los alumnos se sonríen en voz baja, cuchicheando entre ellos.

—Bueno... por lo que veo, parece que por hoy se les fundieron las neuronas –comenta con ironía el profesor–. Tarea para la casa, entonces. Para el próximo lunes deberán traer sus opiniones por escrito. Pueden buscar opiniones al respecto, de algunos personajes contemporáneos o no. Las mejores citas serán nominadas al 6,5 y si son muy buenas, al 7. Hasta el lunes jóvenes, pueden retirarse. Señor Aliaga, ¿puede quedarse un momento?. Usted también, señorita Delgado... gracias.

Los alumnos salen en medio de una algarabía, controlada prontamente por el "3R". Mirtha, una muchacha un tanto gordita pero agraciada de rostro, la alumna que mencionó el profesor para que se quedara, juguetea nerviosa con su corbatín. Después de cerrar la puerta, el maestro le pide a la muchacha que se acerque a su escritorio, mientras Cristian continúa sentado en su asiento, desde donde no puede escuchar la conversación.

—Señorita Delgado. Le voy a entregar el papelito que le quité, y sin leerlo, por respeto a usted –dice el profesor mientras le entrega el trozo de papel–. Pero no puedo dejar de lamentar el hecho de que, de un tiempo a esta parte, usted se está distrayendo muy frecuentemente. Antes era mucho mas aplicada a sus estudios, una de mis mejores estudiantes. Sin embargo ahora la veo como soñando despierta... mirando a la luna por la ventana... ¿No será que después de salir de su enfermedad de la semana pasada, ahora se está contagiando de "Nuritis" Zamora?. Las veo muy compinches últimamente.
—Sí señor... quiero decir no señor, disculpe... –la muchacha baja la mirada, avergonzada.
—Trate de no sentarse al lado de Nuri. De lo contrario no podrá concentrarse ¿no cree?
—Si señor... gracias señor Rojas... ¿Puedo retirarme?...
—Por supuesto, pase usted... –contesta el maestro, con cierto tono irónico.
—Gracias, permiso...

La muchacha se retira rápidamente, no sin antes compartir una sonrisa de alivio con Cristian, quien se ha puesto de pie para acercarse al profesor.

—Asiento, señor Aliaga... Puedo tratarte de tú ¿verdad?...
—Si, señor Rojas, por supuesto –asiente el joven, un tanto nervioso.
—La verdad que la clase anterior, el lunes pasado, no tuvimos mucha oportunidad de conocernos bien... Perdón, antes de seguir... ¿tienes algo que hacer, para no quitarte tu tiempo?...
—No, señor... está bien.
—Yo no conozco a tu tío... ¿cómo se llama...?
—Alfredo.
—Alfredo, sí. Como te decía, yo no lo conozco, aparte de lo que me ha dicho de él, el colega Miranda. Pero tengo entendido que va a ser tu apoderado.
—Sí, señor. Lo que pasa es que yo no tengo padres. Los dos murieron cuando era niño.
—Oh, lo siento... No lo sabía. ¿Dónde estudiabas anteriormente, Cristian?...
—En Ovalle, por que en Chalinga no hay enseñanza media.
—¿Y qué tal es tu pueblito?...
—Bueno, como todos, supongo. No hay mucho que decir... es tranquilo, todos se conocen... yo estaba acostumbrado a vivir allí. La verdad que todavía echo mucho de menos...
—Claro, tiene que ser así. Recién vas a cumplir una semana aquí, ¿verdad?
—Sí.
—¿Se te hace muy difícil?... quiero decir, ¿el vivir aquí?... –el maestro le mira con atención mientras se sube a medio sentar en la esquina de su escritorio.
—Bueno, por ahora sí. Lo que pasa es que no conozco a nadie todavía, aparte de mis compañeros de curso... extraño a mis amigos de Chalinga.
—Me imagino. ¿Y dónde vives?... ¿cerca de aquí?
—En la población "Bonilla". Me demoro como 10 minutos en taxibús.
—Ah. No es tan lejos. Vives con tu tío, me imagino... –afirma a modo de pregunta el profesor.
—Sí. Él arrienda una pieza donde vivimos los dos...
—Debo decirte que es obvio para mí que has recibido una muy buena educación,... en lo personal, me refiero. Tus modales de destacan en medio de la "jauría" que tengo como profesor jefe. ¿Te criaste con tu tío...?
—En realidad no, señor. Yo me crié con mis abuelos, los padres de mi papá...
—Aah. De ahí debe venir entonces el buen entrenamiento... ¿ Y porqué te viniste a Antofagasta?
—Es que mis abuelos murieron, y mi tío no quiso enviarme donde mi abuela Sara y mis tías, en Hijuelas, porque quería que estudiara una profesión.
—Hizo muy bien. Aunque me imagino que no se le debe hacer muy fácil cuidar de ti y al mismo tiempo trabajar... ¿Y cómo es tu relación con él?... perdona la pregunta, no quisiera inmiscuirme...
—No, está bien señor... Bueno, nos llevamos muy bien –dice el muchacho, con una sonrisa de satisfacción- yo soy su único sobrino, así que soy su regalón, dice él...
—Me alegro mucho. Eso te va a facilitar mucho las cosas, especialmente tu progreso en los estudios, ¿no crees?
—Sí. Yo creo...
—Me he fijado que eres un poco tímido. Pero al mismo tiempo discierno que tienes una personalidad muy bien formada. Seguramente tus abuelos te dieron una buena formación moral y un conjunto de valores que se percibe con solo conversar contigo. Eso es muy raro encontrar hoy día, especialmente en la juventud.
El joven solo atina a bajar la vista un poco incómodo por los comentarios del profesor.

—Yo quería conocerte un poco mejor, Cristian –agrega el maestro–, y al mismo tiempo darte un consejo desinteresado, si tú me lo permites, claro...
—Sí, señor... dígame no mas...
—Mira Cristian –el profesor pausa por un momento, tratando de hallar las palabras apropiadas–. En este colegio, como en todos, te encontrarás con buenos, malos, y muy malos amigos. Me he dado cuenta que estás asociándote con el grupo de Ulises López y Nuri Zamora... ¿verdad?
—Sí, señor, es que ellos se me.....
—No, no... Cristian –interrumpe el profesor–. Está bien. No lo estoy objetando... al contrario. Ulises es un muy buen alumno. Es uno de los mejores calificados en el curso, junto con su hermana Irene. Es cierto que de vez en cuando se descarría en su conducta por influencia de la señorita Zamora. En el fondo Nuri es buena chica. Yo creo que le falta mas orientación solamente. Lo malo es que cuando he tratado de hablar con ella, me rehuye. Como te habrás dado cuenta, ella tiene una especie de guerra personal contra la disciplina, o algo así ... ja, ja, ja.
—Sí, señor... me he dado cuenta –contesta el joven, mas relajado al notar que el "3 R" lo toma con humor.
—En realidad, este curso no está tan mal. –continúa el maestro–. Al menos los puedo controlar... Después de todo no tenemos malos elementos. Lo malo es que hay algunos alumnos que son muy malos para el estudio... Se pasan la vida chacoteando, haciendo bromas... no sé. Incluso tengo dos o tres que vienen repitiendo curso como tres años. Mi consejo es que cuides tus asociaciones, Cristian. Tú sabes lo que se dice.." Dime con quién andas..."
—"... Y te diré quién eres" –termina la frase el joven, dando a entender que conoce el refrán.
—Así es. O más bien, "Dime qué calificaciones tienes, y te diré con quién te juntas", ja, ja, ja... ¿no te parece?.
—Tiene razón, señor... gracias.
—No tienes por qué darlas, Cristian. Tengo el presentimiento que darás más de una sorpresa a esos alumnos que vienen a calentar asiento al colegio. Ojalá no te contagies con las malas juntas, porque en otros cursos los colegas tienen cada ejemplar...
—No se preocupe, trataré de recordar sus consejos –dice el joven, mientras se incorpora para retirarse.
—Así lo espero, Cristian, por tu bien... Ah, lo olvidaba. Cualquier cosa que necesites de mi persona, no dudes en pedirlo. A mí me gusta ayudar a los jóvenes que se esmeran en aprender y surgir. Si hay algo que no entiendas en mi asignatura, no dudes en preguntar. Si te haz fijado, hay varios alumnos que después de clases se quedan a hacerme algunas consultas acerca de la clase. Eso es muy estimulador para un profesor, y a mí me agrada ayudarlos.
—Gracias de nuevo, señor... lo tendré en cuenta...
El joven se despide del profesor, quién se queda ordenando sus notas y su carpeta antes de retirarse de la sala.

Fuera de la sala, cerca de la puerta de salida, está Mirtha, esperando a ver qué desenlace tendría la conversación de Cristian con el "3 R".

—¿Qué te dijo, Cristian? -pregunta curiosa, la muchacha.
—Nada. Solo quería conversar conmigo sobre los estudios y esas cosas...
—¿Te retó?
—No –sonríe divertido por la pregunta el joven–. Me dijo que tuviera cuidado con qué niños me junto.
—Apuesto a que te dijo que no te juntaras con la Nuri...
—No, no dijo nada de eso. Solo comentó que yo escogiera con cuidado a mis amistades, para lograr buenas calificaciones.
—Entonces no te separes del Ulises, si quieres sacar buenas notas en matemáticas, ja, ja, ja –comenta riendo Mirtha–. Ahora si quieres sacar buena nota en conducta, siéntate con el Avila. Ese compadre aparte de ser mateo, es más tranquilo que fotografía. Una no se da ni cuenta si está en clases o no. Lo malo que nadie quiere juntarse con él...
—Sí, lo he notado. ¿Y porqué? –pregunta intrigado el joven, mientras ambos se encaminan hacia la salida del colegio.
—Es que pertenece a una de esas religiones extrañas que prohiben todo, y nunca va a las fiestas que organizan los niños del curso. Además si tu le metes chachara, te habla y te habla de Dios y que la Biblia y que este otro, y aquello, y no para de machacarte la sesera, ¿'cachai'?
—¿Ah, sí?, ¿Y a ti te cae mal?
—No, pa' na'. El "Padre Pollo" es buen gallo, solo que tiene eso... tu entiendes –la muchacha hace un gesto de rezar con las manos mientras mira al cielo en actitud de mártir.
—¿Padre Pollo?
—Ja, ja, ja. Así le puso el "Maligno", porque antes le decían el "pollito", por lo flaquito. A mí me aconsejó re harto' cuando rompí con el Lucho, mi ex- pololo. Estaba mas deprimida... y el Padre Pollo me ayudó harto. Chis', fíjate que ni mi mamá me 'pescó' cuando andaba 'maleta'. La pura Nuri y el Pollo me ayudaron. Claro que la Nuri me aconsejó puras 'cabezas de pescado'...
—¿Ah sí?
—Ja, ja, ja, claro pu'. Fíjate que me dijo que siguiera al Lucho, y que cuando se juntara con la 'mechuda' que tiene ahora, le dijera que cuándo me iba a dar la leche para la guagua, y que cuando se botara a choro', le reventara un huevo crudo en la cabeza... ¿te imaginai' qué loca?...
—¿ Y tú lo hiciste?
—¿Estay más...? –hace un gesto grosero con las manos–. Si estaba deprimida no mas pu'... No chiflá' del mate... –los dos jóvenes ríen de buena gana.
Los dos jóvenes se dirigen a la salida del colegio y en dirección al paradero de la locomoción colectiva...
—Oye, –continúa la joven– menos mal que el "3R", no leyó el papel que me quitó de las manos... se pasó pa' ser gente mi mijito rico...
El joven no logra disimular su sorpresa, ante la forma en que la muchacha se refiere al profesor, por lo que Mirtha trata de corregir su comentario, un tanto avergonzada..
—Chuta, parece que metí la pata'. Lo que pasa es que a mí me cae re' bien el "3R", porque no es como los otros profes, ¿'cachai'? El siempre ha sido 'buena onda' conmigo. Me ayuda cuando no entiendo la materia... Me ayudó dándome otra oportunidad para hacer las pruebas que me perdí por estar enferma...

Mientras habla, la muchacha arruga el papel que le regresara el profesor, arrojándolo hacia dentro del antejardín del colegio. En ese momento Mirtha se da cuenta que se acerca el taxibús que pasa por su casa...

—Ah, chitas, ahí viene el taxibus... Chao, Cristian, nos vemos mañana...

La muchacha corriendo, logra subirse a tiempo al taxibús y desde la ventana hace señas despidiéndose del joven, quien le responde con otro gesto, mientras ve alejarse la máquina. La curiosidad, le impulsa a regresar a la puerta del colegio, para coger el papel que Nuri pasara a Mirtha durante la clase, y que ésta arrugara y arrojara al antejardín. Mirando hacia todos lados como si estuviera cometiendo un terrible delito, lee el trozo de papel... " Fíjate que está rico el huaso, Mirtha..."

FIN DEL CAPÍTULO 6.

GLOSARIO
Cháchara : Habla vacía, recibida a disgusto.
¿'cachai'? : ¿Captas? ¿Entiendes?
pa' na' : Para nada.
ni mi mamá me 'pescó' : Ni mi mamá me ayudó, no me hizo caso, me ignoró.
cuando andaba 'maleta'. : Cuando andaba mal de ánimo, deprimida.
'cabezas de pescado' : Sugerencias descabelladas, habla sin sentido, anormal.
chiflá' del mate... : Desequilibrada de la cabeza, trastornada, loca.
parece que metí la pata'.: Cometí una infidencia. Dije algo confidencial.
'buena onda' : Buena persona.